¿Sabías que existe un trastorno de la motricidad que provoca que los niños parezcan torpes en sus movimientos, presenten poca coordinación y a menudo rompan, choquen y/o tiren cosas? Este trastorno se denomina dispraxia o trastorno del desarrollo de la coordinación.
Los niños con dispraxia suelen tener problemas tanto en las habilidades motoras gruesas como finas. Pueden tener dificultades para usar el lápiz, comer con cubiertos, atrapar una pelota o montar en bicicleta. Esto no significa que tengan problemas musculares; de hecho, la raíz del problema está en el cerebro, que no puede enviar correctamente la información necesaria para mover el cuerpo adecuadamente.
En niños menores de 3 años, la dispraxia puede manifestarse con retrasos en:
En niños mayores de 4 años, las señales de alerta pueden incluir:
La dispraxia debe ser tratada por un terapeuta ocupaciona y físicol, y el diagnóstico es crucial cuando los padres o cuidadores notan que estas dificultades interfieren en las actividades cotidianas. El objetivo del tratamiento es ayudar al niño a desarrollar mejor sus habilidades motoras. El terapeuta trabaja gradualmente en la coordinación hasta que el niño pueda realizar acciones complejas sin problemas. El tratamiento también puede incluir adaptaciones en la escuela y en la vida diaria.
Es fundamental que el terapeuta brinde apoyo a la familia, ayudándola a identificar las habilidades que necesitan mayor apoyo para trabajar en ellas tanto en casa como en la escuela y durante las sesiones. De esta manera, se puede lograr la máxima adaptación y una correcta coordinación entre el cerebro y los movimientos del niño.