Integración sensorial y alimentación

La integración sensorial es el proceso mediante el cual nuestro cerebro organiza y responde a la información que recibe de los diferentes sentidos.  Este proceso nos permite interactuar de manera adecuada con nuestro entorno y participar en actividades diarias, como comer.

La alimentación es una de las pocas actividades que involucra el uso simultáneo de los 8 sistemas sensoriales, lo que la convierte en una experiencia compleja para muchos niños, especialmente para aquellos con dificultades en la integración sensorial.

¿Cómo se utilizan los sistemas sensoriales al comer?

Cuando un niño se sienta a la mesa, su cuerpo y cerebro trabajan juntos para procesar los alimentos que está por consumir. A continuación, te explicamos cómo se activan los 8 sistemas de la integración sensorial durante la alimentación:

  1. Sistema visual 👀: El niño observa el color, tamaño y forma de los alimentos. Esto le ayuda a identificar lo que va a comer y a prepararse para la experiencia.
  2. Sistema auditivo 👂: El sonido de la comida al masticarse, como el crujido de una zanahoria o el chasquido de una manzana, proporciona información sobre la textura del alimento y anticipa su sabor.
  1. Sistema gustativo 👅: Es el sentido del sabor. Aquí, el niño explora si la comida es dulce, salada, ácida o amarga, lo que puede influir en su disposición a continuar comiendo.
  2. Sistema olfativo 👃: El olor de la comida ayuda a preparar el cuerpo para comer y proporciona pistas sobre el sabor y la frescura de los alimentos.
  3. Sistema táctil : El niño experimenta diferentes texturas al tocar los alimentos con las manos y la boca. La suavidad de un plátano, la dureza de una galleta o la pegajosidad del arroz cocido son ejemplos.
  1. Sistema vestibular 🌀: Ayuda al niño a mantenerse estable mientras está sentado en la mesa. Aunque no siempre es evidente, este sistema es clave para mantener una postura adecuada al comer.
  1. Sistema propioceptivo 💪: Permite al niño usar la fuerza adecuada al cortar, masticar y tragar la comida. Este sistema le ayuda a controlar la presión al sostener un cubierto o manipular un vaso.
  2. Sistema interoceptivo 🍽️: Este sistema interno le indica al niño si tiene hambre o está satisfecho, ayudándolo a regular la cantidad de comida que ingiere.

La importancia de la integración sensorial en la alimentación

Los niños con dificultades en la integración sensorial pueden sentirse abrumados al comer debido a la estimulación de todos estos sistemas al mismo tiempo. Por ejemplo, un niño puede rechazar alimentos por su textura, evitar ciertos olores o sentirse incómodo al masticar alimentos crujientes. El rechazo a la comida no siempre se debe a la falta de hambre, sino a cómo su cerebro interpreta y responde a los estímulos sensoriales.

¿Cómo abordar las dificultades de alimentación relacionadas con la integración sensorial?

Es importante que no enfoquemos el trabajo exclusivamente en la alimentación, sino que también estimulemos el correcto desarrollo de la integración sensorial en general.

Al mejorar la integración sensorial, los niños pueden sentirse más seguros al interactuar con los alimentos, desarrollar tolerancia a nuevas texturas y mejorar su experiencia al comer.

A continuación, algunas actividades que puedes realizar en casa para estimular los sistemas sensoriales y mejorar la relación de los niños con los alimentos:

  1. Completar una figura con alimentos: Utiliza arroz cocido, pasta o frijoles para crear figuras. Esta actividad trabaja la propiocepción y el tacto, mientras el niño manipula los alimentos.
  2. Pintar con yogurt y verduras: Usa yogurt como pintura y verduras como sellos. Además de estimular el gusto y el olfato, se trabaja la tolerancia a diferentes texturas y olores.
  3. Crear lodo comestible: Mezcla maicena, agua y chocolate en polvo para hacer un lodo comestible. Esconde juguetes dentro y deja que el niño los busque. Esta actividad estimula el tacto, la propiocepción y el olfato, mientras se divierte.
  4. Encontrar frutas o verduras escondidas: Coloca frutas o verduras en hielos o gelatina. El niño debe encontrar y sacar los alimentos, lo que ayuda a trabajar la tolerancia a texturas frías o gelatinosas y fomenta la curiosidad.
  5. Pintar con aceite de oliva y condimentos: Usar aceite de oliva como base de pintura y condimentos como la paprika o albahaca permite que los niños exploren diferentes olores y texturas, estimulando el olfato y el tacto.

¿Por qué estas actividades son importantes?

A través de estas actividades sensoriales, los niños experimentan diversas texturas y estímulos en un entorno de juego, lo que les ayuda a sentirse más seguros con los alimentos. Además, estimulan diferentes sistemas sensoriales, lo que no solo mejora su tolerancia a las comidas, sino también su desarrollo sensorial general. Estas actividades permiten que los niños creen una relación positiva con los alimentos y reduzcan sus miedos o aversiones, mientras disfrutan del proceso.

Recuerda que la clave está en hacerlo divertido y sin presiones. A medida que los niños se sientan más seguros en la exploración sensorial, su relación con la comida mejorará de forma gradual.

La alimentación es una de las pocas actividades que involucra el uso simultáneo de los 8 sistemas sensoriales, lo que la convierte en una experiencia compleja para muchos niños, especialmente para aquellos con dificultades en la integración sensorial.

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