“Niña pequeña lavándose las manos como parte de una rutina diaria en casa, con una expresión calmada y concentrada.”

La importancia de las rutinas en la infancia va más allá de la organización diaria: tiene un impacto directo en el desarrollo del cerebro, las emociones y el aprendizaje. Un entorno estructurado y predecible proporciona a los niños seguridad emocional y estabilidad, lo que favorece el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales desde etapas tempranas.

La repetición de actividades cotidianas fortalece la neuroplasticidad, facilita el desarrollo de la autorregulación y optimiza la consolidación de la memoria. A medida que los niños interactúan con entornos predecibles, sus cerebros organizan mejor la información, lo que se traduce en mayores habilidades cognitivas y emocionales.

Rutinas y regulación emocional

Uno de los principales beneficios de las rutinas es su impacto positivo en la regulación emocional infantil. Los niños dependen de la previsibilidad del entorno para desarrollar confianza y seguridad. Las rutinas diarias proporcionan un marco estructurado que reduce la incertidumbre y el estrés, promoviendo un estado emocional más estable (Selman & Dilworth‐Bart, 2024).

Las rutinas también actúan como un mecanismo de apoyo para la autorregulación emocional. Cuando los niños tienen un horario constante para dormir, comer y jugar, desarrollan habilidades de control interno que les ayudan a manejar mejor la frustración y la ansiedad (Hatherly, Stienwandt, Salisbury, Roos, & Fisher, 2023). La repetición de conductas organizadas refuerza la capacidad de los niños para anticipar eventos, permitiendo respuestas más adaptativas frente a los desafíos.

 

El papel de las rutinas en la reducción del estrés infantil

El estrés infantil puede afectar negativamente el desarrollo del cerebro, interfiriendo con la función del sistema nervioso y la liberación de hormonas como el cortisol. Según estudios recientes, los niños que experimentan entornos con rutinas bien establecidas presentan menores niveles de estrés fisiológico en comparación con aquellos que viven en ambientes caóticos o inconsistentes (Malatras, 2016). La previsibilidad en el entorno no solo mejora la salud mental, sino que también tiene efectos beneficiosos sobre el sistema nervioso autónomo (parte del sistema nervioso que controla de forma automática e involuntaria funciones del cuerpo como la respiración, los latidos del corazón y la digestión), ayudando a regular la respuesta al estrés y la homeostasis emocional (capacidad del cuerpo y la mente para mantener un equilibrio emocional).

 

Impacto en la neuroplasticidad y el desarrollo cognitivo

Las rutinas también son clave en el desarrollo cerebral. La repetición de actividades organizadas fortalece la formación de conexiones sinápticas y optimiza la eficiencia del procesamiento neuronal. La consistencia en las experiencias diarias refuerza la mielinización (proceso en donde se forma una capa llamada mielina alrededor de las neuronas, lo que permite que los mensajes en el cerebro y el cuerpo se transmitan más rápido y de forma eficiente) de los axones, mejorando la velocidad de transmisión de información en el cerebro infantil (Hatherly, Stienwandt, Salisbury, Roos, & Fisher, 2023).

El cerebro de los niños está en constante desarrollo y adaptación a su entorno. La plasticidad neuronal permite a los niños aprender nuevas habilidades, adaptarse a cambios y consolidar conocimientos a través de la repetición de hábitos. Investigaciones recientes sugieren que los niños que participan en rutinas estructuradas desde una edad temprana presentan un desarrollo más avanzado en áreas relacionadas con funciones ejecutivas, cómo memoria y resolución de problemas (Selman & Dilworth‐Bart, 2024).

 

Rutinas en el aprendizaje  y fortalecimiento de las funciones ejecutivas

Las funciones ejecutivas, que incluye habilidades como la planificación, el autocontrol y la toma de decisiones, se ve significativamente influenciada por la estructura y consistencia en las actividades diarias. Un estudio realizado por Jennifer Weil Malatras encontró que los niños que siguen rutinas diarias estructuradas tienen una mayor capacidad para autorregularse y adaptarse a situaciones novedosas. Este desarrollo temprano de la función ejecutiva es fundamental para el éxito académico y el bienestar emocional (Malatras, 2016).

Las rutinas también desempeñan un papel importante en la capacidad de los niños para aprender y retener información. Establecer horarios consistentes para actividades como el juego y el estudio facilita la internalización de habilidades académicas y socioemocionales. Investigadores de la Universidad de Albany han encontrado que las rutinas de sueño y alimentación están directamente relacionadas con mejoras en la atención y la gestión del tiempo en la infancia

Las rutinas establecidas en el entorno escolar también tienen un impacto significativo en el rendimiento académico. Según Selman y Dilworth‐Bart, los niños que experimentan consistencia en sus horarios escolares muestran mayores niveles de concentración y participación en el aula. La repetición de hábitos diarios, como el inicio de clases con actividades específicas, refuerza la atención y la memoria, facilitando el aprendizaje a largo plazo.

 

Conclusión

Las rutinas no solo estructuran la vida cotidiana de los niños, sino que también contribuyen de manera significativa a su bienestar emocional y desarrollo cerebral. La predictibilidad de las actividades fortalece la neuroplasticidad, mejora la autorregulación y optimiza las funciones ejecutivas. Implementar rutinas desde edades tempranas no solo proporciona estabilidad, sino que también sienta las bases para un aprendizaje más efectivo y una mayor resiliencia emocional.

 

Bibliografía:

  1. Hatherly, K., Stienwandt, S., Salisbury, M. R., Roos, L. E., & Fisher, P. A. (2023). Routines as a Protective Factor for Emerging Mental Health and Behavioral Problems in Children with Neurodevelopmental Delays. From https://link.springer.com/article/10.1007/s41252-022-00260-y?copilot_analytics_metadata=eyJldmVudEluZm9fY2xpY2tTb3VyY2UiOiJjaXRhdGlvbkxpbmsiLCJldmVudEluZm9fbWVzc2FnZUlkIjoiWFE3NTVNRlJaN01rRjY0RHRyZkpZIiwiZXZlbnRJbmZvX2NvbnZlcnNhdGlvbklkIjoiVllmWWlWNFZEWkp
  2. Malatras, J. W. (2016). Study: Daily Routines Impact Childhood Development. From https://www.albany.edu/news/75004.php?copilot_analytics_metadata=eyJldmVudEluZm9fY2xpY2tTb3VyY2UiOiJjaXRhdGlvbkxpbmsiLCJldmVudEluZm9fbWVzc2FnZUlkIjoiWFE3NTVNRlJaN01rRjY0RHRyZkpZIiwiZXZlbnRJbmZvX2NsaWNrRGVzdGluYXRpb24iOiJodHRwczpcL1wvd3d3LmFsYmFueS5lZHVcL2
  3. Selman, S. B., & Dilworth‐Bart, J. E. (2024). Routines and child development: A systematic review. From https://psycnet.apa.org/record/2024-39330-001?copilot_analytics_metadata=eyJldmVudEluZm9fY2xpY2tTb3VyY2UiOiJjaXRhdGlvbkxpbmsiLCJldmVudEluZm9fbWVzc2FnZUlkIjoiWFE3NTVNRlJaN01rRjY0RHRyZkpZIiwiZXZlbnRJbmZvX2NsaWNrRGVzdGluYXRpb24iOiJodHRwczpcL1wvcHN5Y25ldC5hcG

Leave A Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

× Contacto