Niño practicando mindfulness, sentado con los ojos cerrados en posición de meditación, con una expresión de calma y tranquilidad.

El mindfulness para niños, también conocido como atención plena, ha ganado mucha popularidad en los últimos años. Pero, ¿consiste solo en relajarse y respirar? ¿Realmente funciona y cómo puede beneficiar a nuestros hijos?

El término “mindfulness” tiene sus raíces en la lengua pali, utilizada en las escrituras budistas, donde se conoce como “Sampajañña”, que significa “comprensión clara”. Según el libro “The Art & Science of Mindfulness”, el mindfulness se refiere a la práctica de mantener una conciencia plena y no juzgadora del momento presente. Implica prestar atención intencionalmente a nuestras experiencias internas y externas, como pensamientos, emociones y sensaciones físicas, así como al entorno que nos rodea. Aunque comúnmente se practica a través de la meditación, también puede integrarse en actividades cotidianas (Isbel, et al., 2020). Su objetivo es ayudar a las personas a desarrollar una mayor conexión con el presente, reducir el estrés y mejorar el bienestar general (Budson, 2021).

 ¿Es realmente efectivo el mindfulness?

Un estudio realizado en la Universidad de Sunshine Coast en Australia observó los beneficios del mindfulness a mediano (8 semanas) y largo plazo (6 meses) en adultos. Utilizando electroencefalografía, descubrieron que la atención plena mejoraba dos tipos diferentes de procesos cerebrales:

  1. Aumentaba la eficiencia de las áreas cerebrales que procesan la información sensorial.
  2. Mejoraba la capacidad del cerebro para dirigir la atención hacia la información de interés.

(Isbel, et al., 2020)

¿Y qué beneficios tiene para los niños?

Aunque los estudios sobre mindfulness en niños y jóvenes no son tan amplios como en adultos, Katherine Weare, profesora emérita de las Universidades de Exeter y Southampton, menciona que:

“Las intervenciones de mindfulness bien realizadas pueden mejorar la salud mental, emocional, social y física, así como el bienestar de los jóvenes que participan. Se ha demostrado que reduce el estrés, la ansiedad, la reactividad y los comportamientos inadecuados, mejora el sueño y la autoestima, y genera una mayor calma, relajación, capacidad para gestionar el comportamiento y las emociones, autoconciencia y empatía (Weare, 2012).”

Beneficios del mindfulness:

  • Reduce:
    •  Las preocupaciones, ansiedad y malestar.
    •  Los comportamientos inadecuados.
  • Mejora:
    •  El sueño, la autoestima, la calma, la autorregulación y la autoconciencia.
  • Fomenta:
    •  Mayor concentración.
    •  La capacidad para abordar situaciones desde una nueva perspectiva.

¿Cómo practicar mindfulness con mis hijos?

Aquí te presento dos herramientas que, en mi experiencia como psicóloga clínica, han sido las más útiles y no solo brindan los beneficios anteriores, sino que también pueden ser momentos de conexión, diversión y fortalecimiento del vínculo.

  1. 5 sentidos:

Nuestros cerebros recolectan y procesan información a través de los sentidos. Al brindar atención plena a lo que percibimos del ambiente, podemos entrar en un estado de autorregulación y conciencia. Esta técnica es útil en momentos de frustración, después de una actividad física o en situaciones de incertidumbre.

  • Nombra 5 cosas que puedas ver
  • Identifica 4 sonidos que puedas escuchar
  • Detecta 3 olores a tu alrededor
  • Menciona 2 sabores que recuerdes o que puedas probar ahora.
  • Siente 1 textura diferente con tus manos o pies.
  1. El abrazo de oso:

Esta técnica es ideal para fomentar el vínculo y es especialmente efectiva para los niños que disfrutan de los abrazos. Se puede hacer de tres formas: con un oso de peluche o abrazándose a sí mismos. Lo importante es que el niño observe cómo su abdomen se expande al inhalar y se contrae al exhalar mientras sostiene el oso de peluche o se abraza a sí mismo.

Es recomendable enseñar esta técnica en un momento de calma para que los niños se familiaricen con ella y puedan utilizarla eficazmente en momentos de crisis.

Por: Josselyn Ponciano

BIBLIOGRAFÍA

Isbel, B., Weber, J., Lagopoulos, J., Stefanidis, K., Anderson, H., & Summers, M. J. (2020). From https://www.nature.com/articles/s41598-020-78343-w

Weare, K. (2012). From https://mindfulnessinschools.org/wp-content/uploads/2013/02/MiSP-Research-Summary-2012.pdf

Budson, A. E. (2021). From https://www.health.harvard.edu/blog/can-mindfulness-change-your-brain-202105132455

Isbel, B., Weber, J., Lagopoulos, J., Stefanidis, K., Anderson, H., & Summers, M. J. (2020). From https://www.nature.com/articles/s41598-020-78343-w

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